Como sabemos, en ocasiones algunas aplicaciones y herramientas piden permiso para acceder a nuestra cuenta de correo electrónico, permitiéndoles acceder a los correos enviados o recibidos. En ocasiones nos lo piden ciertas aplicaciones para tener un mejor funcionamiento, pero puede ser perjudicial para la privacidad de los usuarios.

¿Por qué no es una buena idea otorgar permisos a terceros?

Esto no quiere decir que todas las aplicaciones que nos piden conocer nuestros datos sean peligrosas. Esto es evidente. Sin embargo solo con que alguna no cumpla completamente con su función, podríamos comprometer nuestra privacidad y seguridad.

Los datos de los usuarios son muy valiosos. Ya hemos visto que ha habido polémicas relacionadas con este tema en múltiples ocasiones. Programas y software que roba datos personales para posteriormente venderlos a anuncios publicitarios, por ejemplo. Esto es un problema que compromete la privacidad de los usuarios.

Por tanto permitir a las aplicaciones que tengan un acceso total a nuestra cuenta de correo puede ser peligroso. Hay que tener esto presente y saber muy bien a qué tipo de aplicaciones le estamos dando esos permisos, en caso de hacerlo.

Una compañía con acceso a nuestra cuenta de correo electrónico podría tomar todo tipo de datos personales y venderlos posteriormente. Puede que recopile esos datos de manera anónima, pero también para orientar anuncios.

La importancia del correo electrónico

Pero un correo electrónico hoy en día es mucho más que enviar o recibir mensajes. Es aquí donde podemos administrar contraseñas, por ejemplo. Es la manera en la que configuramos cuentas bancarias o recibimos mensajes también de redes sociales. Toda esa información puede verse comprometida si permitimos a aplicaciones de terceros tener un control total sobre esa cuenta de correo electrónico.

En caso de algún ataque y que utilicen alguna de estas aplicaciones de forma maliciosa, podrían tener acceso a eliminar nuestros correos o incluso escribir mensajes en nuestro nombre. Una problemática que evidentemente atenta contra nuestra privacidad en la red.

Un caso distinto, aunque podría extrapolarse, es el de las extensiones de navegadores. En ocasiones son vendidas y cambian totalmente su actividad. Comienzan a recopilar información de los usuarios y pueden vender los datos para fines publicitarios, por ejemplo.

En Gmail podemos comprobar fácilmente qué aplicaciones tienen permisos para acceder a nuestra cuenta. Quizás nos llevemos una sorpresa y alguna a la que le dimos permiso hace tiempo o por error, ya no nos interesa. Para ello simplemente hay que iniciar sesión en Gmail y acceder a la página web donde podremos ver qué aplicaciones tienen permisos.

Si nunca hemos otorgado acceso a ninguna aplicación a nuestro correo electrónico, la única posibilidad de que nuestros datos sean vendidos o utilizados de mala manera es del proveedor. Sin embargo, si hemos dado permisos para acceder a nuestra cuenta a otras aplicaciones, además de Outlook, Gmail o la plataforma que sea, son otras aplicaciones las que pueden leer nuestros correos. Si por ejemplo una de estas aplicaciones recibe algún tipo de ataque, nuestros datos podrían verse comprometidos.

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